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Foto / AFP |
Que nadie se tome estas palabras como un insulto hacia los jugadores. Lo que tienen, en gran medida se lo han ganado y tienen la suerte de haberse metido en un sector que hoy día es uno de los mejores produciendo dinero para sus empleados.
Los jugadores de un Barça o un Real Madrid, incluso los de un Rayo o un Levante, no viven en el mismo mundo que “los demás“. Por un lado está el dinero. Muchos de ellos han ganado o ganan cantidades que las personas de su “entorno” jamás habían ganado antes y ni siquiera soñaban con ello. ¿Cómo van a estar preparados mentalmente para afrontar esa situación? No es fácil. Por otro lado, está la fama. Dejando la moralidad a un lado, año tras año es más frecuente ver a los futbolistas en las portadas de la prensa rosa, con mujeres supuestamente despampanantes, que en algunas ocasiones incluso acaban intercambiándose unos y otros…
Si tienes los pies en el suelo, tienes todo en tus manos para rogar salud y disfrutar plenamente de la vida. Sin embargo, ahí están casos como el reciente de Christian Vieri que ha confesado estar en bancarrota tras haberse gastado una tremenda fortuna en mujeres, malos negocios y “el juego“. Lo primero que le sale a una persona irrespetuosa es despreciar a Vieri y decir que “no es más que un imbécil“. La realidad sin embargo es diferente. Yo también creo que jamás me pasaría lo que le ha sucedido a Vieri de haber estado en su situación, pero mirad lo que le pasó a Kempes habiendo vivido una época donde el fútbol para nada era el negocio que es hoy. ¿Qué me decís de Julio Alberto?, ¿George Best?, ¿Ronaldo, Adriano, Romario, Ronaldinho…?
De la noche a la mañana se ven con dinero, siendo ídolos de millones de personas que ni siquiera conocen y recibiendo las miradas seductoras de todo tipo de mujeres. ¿Quién es educado para esto? Los hay quienes han recibido una educación muy “definida” – no hablo de millones y universidades caras, si no de la humildad básica – y les ha sido fácil manejar esa situación, pero por norma general, no es tan fácil.
No elaboro este post sin embargo, para hablar de un tema que es casi de perogrullo. Lo hago para ahondar en la mentalidad del jugador respecto a sus entrenadores e incluso a sus compañeros.
Cuando hablaba estos días de “jugadores endiosados“, me refería especialmente a Piqué – a Fábregas y
Alves no los olvido -. En menos de un año hizo declaraciones tales como: “Hay que hacer cambios” – tras caer de manera humillante con el Bayern -, o “quien no esté contento tiene la puerta abierta” – en alusión a Montoya, Bartra y Tello -, o también “imagina que hubiéramos ganado lo mismo que el Madrid” – intentando decir al barcelonista cuándo debe o no debe exigir… -, “fuimos esclavos del Tiki-Taka y un balonazo en largo de vez en cuándo, nos ayuda” – como si fuera entrenador… -.
Son declaraciones casi más de un directivo o de un entrenador, que de un jugador. La gran pregunta es: ¿Quién se cree para abrirle las puertas a compañeros de equipo o pedir cambios en el equipo?, ¿Con qué autoridad moral habla alguien que abandonó el Barça en el peor momento de las dos últimas décadas para irse a otro de los grandes de Europa en uno de sus mejores momentos?
El gran peligro de la “autogestión“, es que los jugadores no están capacitados para pensar por y para el equipo. Además de esto, los jugadores no están capacitados tácticamente para mandar. El hecho de jugar al fútbol de manera profesional, no te convierte en un buen analista – cada vez que escucho a Bakero, entiendo porqué no ha triunfado como entrenador a pesar de haber sido un jugador inteligente en el terreno de juego, qué decir de Maradona… – del juego. Sí te hace conocer conceptos y emociones del juego claro, pero otra cosa bien diferente es saber entender cuándo y qué estás haciendo mal o bien. Hoy día, la parte táctica del juego es absolutamente fundamental para competir al máximo nivel. Ya no estamos en otras épocas donde los esquemas y planteamientos eran secundarios.
Los jugadores en el Barça, han tomado el mando. ¿Cuándo? Me atrevo a decir que ya estaba Guardiola cuando esto sucedió y tengo muy claro que Guardiola sabe quienes son los que se han adueñado del vestuario hasta tal punto que tienen a los entrenadores contra las cuerdas, es decir: “como no nos satisfagas te hacemos la cama y te vas”. No es el primer equipo en el que sucede esto, ni será el último.
Obviamente, si sucedió estando Guardiola, TODA LA DIRECTIVA SABÍA LO QUE PASABA, y sigo teniendo cada día más claro que Guardiola se fue porque se le negó tomar decisiones que posiblemente comprometieran las cuentas económicas de algunos – Alves acababa de renovar y venderle saldría caro, lo mismo con Cesc que había fichado sólo 12 meses antes o Villa que tendría que ser vendido a la baja… -, pensando en el futuro fichaje de Neymar, pues curiosamente casi no hubo movimientos el pasado verano salvo el fichaje de Song a última hora y no se realizó ninguna venta importante.
El problema para nosotros, los seguidores barcelonistas, es que “el código Guardiola” implica no decir nada que pueda generar tensión o debates que dividan al barcelonismo – de ahí la sorpresa cuando dijo aquello de: “a Rosell le pedí que me dejara en paz, sólo eso”. Un síntoma inequívoco de que hubo problemas con la directiva -, y por tanto nos podríamos encontrar con Pep diciendo que los jugadores que se han adueñado del vestuario del Barça : “son fabulosos y que todo es falso“, jamás podríamos saber la verdad, de la misma manera que no sabremos qué pasó con la actual directiva o con Tito.
Lo que quiero decir con este post, es que el seguidor – sea del Barça o de cualquier otro equipo -, siempre debería estar alerta. Cuando sus jugadores han ganado tanto que se creen con autoridad moral para hacer y deshacer a su antojo, esa es la señal inequívoca de que el ciclo está tocando a su fin y es el momento de cambiar. No hay que esperar únicamente a ver si sacan barriga y están más lentos o apáticos. El fútbol moderno es de los entrenadores. Si no fuera así, sería imposible que el mismo Barça que hizo el pasillo en Abril de 2008, estuviera ganando 2-6 en el mismo estadio 13 meses más tarde casi con los mismos jugadores que hicieron el ridículo un año antes.
Claro que el equipo tiene capacidad para ganar. El talento está ahí, y los conceptos tácticos se los regaló el hombre de más talento que se ha sentado en el banquillo del Barça desde Johan Cruyff. Pero el trabajo y la actitud en líneas generales, para nada es el mismo. Un equipo, jamás debe estar en manos de los jugadores.