El FC Barcelona ganó 1-0 al Manchester City y consiguió clasificarse para Cuartos de final de la Champions League por séptima vez consecutiva, lo que obviamente tiene muchísimo mérito y más ante un rival con los “nombres” que tenía el equipo inglés.
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Foto / Reuters |
Ahí se acaba toda mi alegría, ilusión y reconocimiento. El Barça se aprovechó “a medias” de la decepcionante actitud e ideas de Pellegrini en esta eliminatoria – hoy fue más ofensivo, pero tampoco se atrevió a ir a por el partido como debería -, y cuando digo “a medias“, quiero decir que tuvimos delante un equipo para golear, y fueron 4 o 5 las ocasiones en las que estuvieron a punto de meterse en la eliminatoria de lleno, a pesar de que muchos jugadores fallaron tanto o más que Pellegrini en cuanto a actitud.
Uno de esos jugadores fue Lescott. Hacía tiempo que no veía un partido tan desastroso de un jugador. En su defensa, decir que ha sido titular “por circunstancias” y quizás estaba falto de confianza. Pero salió tarde y mal, regaló ocasiones intentando sacar la pelota jugada en circunstancias que para nada eran tan complejas y finalmente fue clave al dejar pasar la pelota en la acción del 1-0 de Messi.
Sin embargo, más allá de errores o aciertos individuales, el partido estuvo marcado por la ausencia de solidez colectiva en ambas partes, siendo mayor el problema en el City – de ahí su eliminación -. Por supuesto, gracias a estos problemas de solidez, el partido estuvo entretenido, con ocasiones gracias al gran talento de los muchos ‘cracks‘ que había en el terreno de juego, pero no por la calidad colectiva de los equipos.
Idas y venidas. Un momento tienes tú la posesión, al otro la tengo yo. Ahora destaca Valdés, ahora destaca Hart. Ahora falla Zabaleta y Silva, después fallan Neymar y Xavi. Y así fueron pasando los minutos, sorprendentemente sin goles, a pesar de las tremendas lagunas y espacios que existían. El mejor, aprovechando esas lagunas, como siempre el mejor jugador del mundo y de todos los tiempos, Lionel Messi. Con acciones individuales magistrales, que posiblemente hubieran sido más y mejores si no estuviera acompañado solamente por un extremo en el ataque, pero aún así, hizo de todo. Asistencias para Xavi, para Neymar, lanzamiento al poste tras preciosa acción individual y gol con una definición de esas suyas que nadie comprende cómo es posible que le salga tan sencilla. Llegó en el minuto 67, poniendo fin a las esperanzas del Manchester City que Pellegrini terminó de rematar al sacar a Silva del campo posiblemente pensando más en la Premier que en la Champions.
A partir de ahí, contemporización y el City bajando los brazos. Aunque ni así estuvo tranquilo el partido. Primero un más que posible penal de Piqué sobre Dzeko – aunque no puede quejarse el City del árbitro, primero por un más que posible penal de Lescott a Messi y luego por un fuera de juego que no era de Alba, todo en el primer tiempo – y posteriormente con un gol de Kompany en el minuto 89, que daba un poquito de emoción al partido a pesar de que el City se había quedado con 10 por expulsión de Zabaleta. Buscando la machada en los últimos compases, el FC Barcelona encontró el 2-1 con Daniel Alves. No hubo tiempo para más.
Sigue vivo el equipo en todas las competiciones. La Liga a 4 puntos teniendo que jugar ante el Real Madrid, la Copa a un partido teniendo que jugar ante el Real Madrid y la Champions a cinco buenos partidos. Sin embargo, a mí personalmente me es imposible creer en un equipo al que le cuesta tanto crear ocasiones contra rivales defensivamente deficientes y que además recibe ocasiones y pierde el control del partido con clamorosa facilidad. Algunos mantendrán la ilusión esta noche, yo personalmente sólo siento que Messi ha prolongado la agonía. Un día más, ojalá me equivoque. Opciones todavía hay de que eso suceda, aunque para mí tristemente no existan y no me quede más remedio que estar aquí intentando contener mi indignación partido tras partido.
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