Pep, debe rediseñar los objetivos

Existían dos grandes problemas para Guardiola con vistas a cumplir los objetivos en la presente temporada. El primero, intentar conseguir éxitos, modificando de manera importante los conceptos tácticos de la “era Heynckes“. El segundo, conseguir que una plantilla que lo había ganado todo, mantuviera el nivel de estimulación para poder seguir trabajando igual en cada entrenamiento y cada partido.

¿Ha conseguido Pep superar esos dos problemas? De momento se podría decir que sí. Para empezar, ha sumado dos nuevos títulos para su palmarés personal y el del Bayern la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes -, y superada la primera vuelta, consigue mejorar los números de Heynckes la temporada pasada, que eran los mejores de la historia en el Bayern con 13 victorias, 3 empates y 1 derrota, para sumar 42 puntos, mientras que Guardiola consiguió 47.

A lo citado anteriormente, hay que sumar un nuevo ‘handicap‘ y es que la trayectoria tan espectacular del Bayern prácticamente ha dejado sentenciado el campeonato, cuando todavía faltan 16 jornadas por disputar. El Bayern lucha contra sí mismo, y Pep debe diseñar nuevos objetivos para que el equipo no caiga en el tedio y baje su nivel de tensión, algo que podría afectar no sólo a sus números en la Bundesliga, si no también a cómo lleguen a la parte decisiva de la Champions, la Copa y la propia Bundesliga.

Por muy enorme que sea la diferencia en la clasificación, en duelos a 90-210 minutos, el Borussia Dortmundque sigue vivo – puede superarles, así como el Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Chelsea, Paris Saint Germain, Manchester City y tantos otros grandes rivales europeos, tanto estando en su mejor nivel, como especialmente si a Guardiola se le escapa un poco el vestuario de las manos y el nivel competitivo disminuye respecto al momento actual.

Guardiola ya vivió experiencias similares en la Liga, puesto que en la temporada del “triplete” llegó a tener 12 puntos de ventaja sobre el Real Madrid, que cerca de finalizar el campeonato se redujeron a tan sólo cuatro. Finalmente, consiguió que el Barcelona mostrara su mejor versión en los partidos decisivos. Lo cierto, es que ni el Bayer Leverkusen, ni el Borussia Dortmund o el ‘Gladbach dan la sensación de poder realizar una racha de victorias tan impresionante como la que hizo aquel Real Madrid de Juande Ramos.

No hay que olvidar que para que las temporadas casi siempre tienen sus altibajos, y en cualquier momento pueden surgir problemas. Por ejemplo, ahora que tienen una situación tan favorable, quizás algún jugador – como Gómez el año pasado, y Toni Kroos en el último partido -, quiera imponer sus intereses personales a los del equipo y esto derive en problemas importantes en el peor de los momentos. La plantilla que maneja Guardiola es muy amplia, está dando minutos a todos, pero Pep tendrá que hilar muy fino, si no quiere encontrarse problemas en su camino por repetir la excelencia.

Sea como fuere, su trabajo hasta el momento, vuelve a ser sobresaliente.


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¿Por qué "el bajón" del Dortmund?

Foto / Reuters

Imparable en el final de la pasada temporada. De repente comienzan a llegar rumores de que “Lewandowski se va“, justo tras su noche europea más grande desde 1996 – el 4-1 al Madrid -. Esos rumores tenían algo de real, el Bayern estaba cerrando el acuerdo con el jugador para la siguiente temporada, pero lo peor para el Dortmund es que se oficializó la venta de Götze al Bayern, un golpe durísimo para la entidad y el entorno.

¿Cómo reaccionó el Borussia Dortmund? Pues fenomenalmente bien. A punto estuvo de ganar la final de Champions sin Götzeque estaba lesionado -, posteriormente se hizo con la Supercopa de Alemania ante el Bayern de Pep y estuvo imparable en la Bundesliga. Llegó líder a la jornada 11 con 9 victorias, 1 empate y 1 derrota, pero justo antes de enfrentarse al Bayern, caía en Wolfsburgo por 2-1 y en el decisivo partido ante los de Guardiola eran goleados por 0-3. A partir de aquí fueron 5 los partidos disputados, tres de ellos en casa, y el Borussia ha ganado uno, empatados dos y perdido otros dos.

¿Cómo es posible que un equipo que “juega de memoria” y que todavía cuenta con las “herramientas” para ser tremendamente competitivo, puede cambiar tanto en cuestión de una semana?

Puede ser por un factor físico – mala preparación o lesiones muy importantes – y también puede ser un problema anímico, que en este caso, es por el que más me inclino, a pesar de que el Borussia ha padecido las importantes bajas de Hummels y Gundogan entre otros.

En cuanto vieron que el Bayern se escapaba a 5 puntos, el mundo se les vino encima, y ahí sí empezaron a doler las salidas de Götze, la de Lewandowski se hizo oficial más tarde, pero eso en el vestuario se sabe – y los rumores que apuntaban a que Hummels, Gundogan e incluso otros jugadores como Reus o Subotic, podrían dejar el club a final de temporada. ¿Cómo motivar y unir a un grupo así?

Diferente es, por ejemplo, cuando un equipo juega “finales” como las que el Dortmund jugó en la Champions ante Napoli y Marsella, donde estaba obligado a ganar para poder pasar a octavos. En medio de su “crisis“, los jugadores consiguieron abstraerse y sacar su mejor rendimiento, pero el gran problema, es que cuando existen estas “rencillas internas”, a poco que el rumbo se tuerce, los resultados cambian drásticamente como nos ha enseñado el Borussia Dortmundy recemos para que esto no pase en el Barça, si por lo que sea se tropieza un par de veces en la Liga, y a alguien le da por recordar que Neymar ganó más que ellos sin vestirse la camiseta… -.

En los próximos meses, no puede distraerse, pues además de la Copa y la Champions, en la Bundesliga su posición dentro de la “Zona Champions” peligra, ya que el Leverkusen le supera, el ‘Gladbach le iguala y el Schalke 04 y el Wolfsburg están a tan sólo 2 y 3 puntos respectivamente de alcanzarles.

El actual Borussia Dortmund, sin duda, un claro ejemplo de la tremenda importancia que tiene en el fútbol la situación emocional de sus jugadores. La falta de concentración por apatía, el bloqueo mental por ansiedad, la ausencia de agresividad por depresión… Con que un jugador padezca cualquiera de estos síntomas, puede contagiar al resto, condicionando así tremendamente, el nivel competitivo del equipo. Es la delgada línea que separa el éxito del fracaso y que condiciona las “inercias” ganadoras o perdedoras.