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Touré Yayá, como Pellegrini, se sumó a la fiesta de cada temporada, consistente en criticar los arbitrajes de la UEFA supuestamente “favorables al Barça”. Mourinho hasta en tres ocasiones – una con Rijkaard, las otras dos con Guardiola -, Ibrahimovic con el Milan, Drogba con el Chelsea y Wenger con el Arsenal, fueron otros de los protagonistas y es hora de decir: Basta ya.
Basta ya, porque bastante tengo con esperar que esta temporada no lleguen títulos, como para aún encima que nos condicionen el futuro con estas quejas, intentando insinuar que nos han beneficiado. En la eliminatoria contra el Manchester City, sólo hay un equipo claramente prejudicado por los árbitros y es el Barça.
Primero al no señalar unas manos de Clichy con 0-0 que vió todo el Etihad Stadium. Segundo por anular una clarísima acción de gol por un fuera de juego completamente inexistente de Cesc Fábregas, tan inexistente como el de Jordi Alba ayer cuando asistió a Neymar para que anotara el 1-0 legal que no subió al marcador. Pero todavía más grave y clamoroso fue el penal de Lescott a Messi en la cara del árbitro. El central inglés, que como apuntaba ayer protagonizó un partido horroroso, literalmente atropella a Messi en el área pero no se señala nada.
Hasta cuatro acciones clamorosas de gol se le anularon al Barça injustamente, mientras que el City tal como yo lo veo sólo puede quejarse por una falta no señalada a Navas – lo de Demichelis es claramente penalty y expulsión – y un posible penalty de Piqué a Dzeko, cuando la eliminatoria ya iba 3-0 y el Barça ya había sido perjudicado en esas cuatro ocasiones.
Por tanto, ¿de qué se están quejando? Me imagino que de lo mismo que Wenger cuando en su día Busacca expulsó a Van Persie por doble amarilla, obviando que en la primera parte no señala un claro penal sobre Messi, en la segunda parte perdona la expulsión a Koscielny y sobre todo, que en Londres al Barça se le anula un 0-2 completamente legal de Pedro que hubiera sentenciado la eliminatoria – el partido terminó 2-1 para el Arsenal. Otras quejas patéticas fueron las de Mourinho en su día, claro. Se queja de que expulsen a Motta por una agresión, obviando todo lo sucedido en Milan, un penal clarísimo de Sneijder sobre Alves no señalado, un 2-1 en fuera de juego igual de claro y un 3-1 que llega tras falta sobre Messi no señalada. Respecto a la eliminatoria contra el Real Madrid, las quejas sobre una roja que es roja, fueron casi tan patéticas como obviar el penal y expulsión no señalados por el pisotón de Marcelo a Pedro en el área, o las expulsiones que perdonó De Blekeere a Lass y Carvalho en el partido de vuelta en el Camp Nou.
No sólo no nos benefician. Hemos pasado casi siempre siendo perjudicados. Y en las últimas horas hemos conocido el testimonio de Iturralde González que ha asegurado haber sido apartado de la final de Mestalla 2011 por presión del Real Madrid. Aquella final fue una exhibición de violencia por parte de los de Mourinho, que como se muestra en este vídeo, deberían haber acabado con 9 jugadores y sin embargo pudieron jugar con 11, hasta 119 minutos de la final que terminaron ganando por 1-0 evitando un nuevo triplete del Barça.
Basta ya de difamación. En lugar de dar vergüenza ajena quejándose sin motivos, ¿por qué no intentan abrir un poco su mente y buscar dar el salto al “siglo XXI” futbolístico? Posiblemente algunos son como Beckenbauer, incapaces de entender porqué el Barça de Guardiola – y puede que ahora el Bayern -, les ha arrasado sin contemplaciones en los últimos años. Por eso luego tienen que recurrir a la patética excusa de los arbitrajes, para justificar una mediocridad que nace en la ausencia de evolución futbolística.
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Cristian Pulina 